Los Lynch nos vigilan
Por Pablo Maqueda.
Como "la película de la hija de David Lynch" llegó Surveillance a los pases de prensa matutinos de Sitges. Tras la primera proyección, las buenas impresiones corrieron como la pólvora y ya podían verse los primeros carteles de "agotadas las localidades". Y no es de extrañar, porque Jennifer (Chambers) Lynch no defraudó. Muestra de ello es su elección por parte del jurado como la mejor película de la selección oficial anunciada ayer en el pueblo barcelonés. Con ecos de la japonesa Rashomon (Rashômon, Akira Kurosawa, 1950) y su dosificación de la información a base de declaraciones, Surveillance navega entre el thriller correcto "made in USA" y la "obra cinematográfica con pretensiones artísticas" en cada uno de sus planos. Lynch despliega ante el espectador todas las armas de las que dispone el género, siendo capaz de ofrecer un producto indudablemente innovador, carismático y coherente consigo mismo (algo muy de agradecer en el panorama norteamericano actual, sobrecargado de biopics, remakes y adaptaciones literarias) que seguro se instalará en la mente del espectador como un film "a recordar".
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Sin innovar demasiado ni aburrir en el devenir de los acontecimientos, la acción transcurre de forma pausada. Lynch se toma su tiempo, al igual que Fincher en la obra cumbre de su carrera, Zodiac (2007). Asimismo, no es de extrañar que el film recuerde sobremanera a una de las obras magnas del padre de la cineasta, Twin Peaks, ya que la influencia paterna (Lynch, David, ejerce como productor ejecutivo) es innegable en numerosos pasajes del largometraje. Pero aquí la pregunta: ¿Es acaso un delito? Los mayores ataques al film proceden de esa vía. Yo no considero un crimen la influencia artística de un creador sobre otro. Picasso no existiría sin Cezzane, ni Cezanne sin Daumier o Delacroix. Al final, nadie puso en tela de juicio el talento de su directora. Una dirección de actores impecable, sustentada en un cásting inmejorable, de Julia Ormond a Bill Pullman, los dos personajes con más peso en la acción. La "vigilancia" de Jennifer Lynch a todos sus personajes fue la mejor vigilancia con una cámara cinematográfica que el cine americano ha demostrado en este último año.
Aquí un servidor consideró la mejor película del certamen The Sky Crawlers (Sukai kurora, Mamoru Oshii, 2008), seguida muy de cerca por Surveillance y Chelsea on the Rocks (2008), documental sobre el célebre Chelsea Hotel que Abel Ferrara presentó en Sitges recogiendo el premio "Maquina du Temps" a toda su carrera (y que regaló al camarero del hotel, su mejor "dealer y amigo" durante todo el festival: verídico). Dios bendiga Sitges.
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1 comentario:
Le tengo miedo a esta película, pero de todos modos la última película apadrinada por Lynch que vi me encantó: la Nadja de Almereyda.
En cuanto al fascismo pop: yo digo sí. Hay algunos escritores (pienso en José Maria Gironella) que reseñaría encantado si las fechas y yo nos ponemos de acuerdo.
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